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MI DESPACHO DE ALFEREZ

Por Angel Pradel Alfaro

Con íntima, orgullosa y plena satisfacción por haber cumplido el honroso deber de servir a mi Patria, España, recibí, mucho tiempo ha, exultante de gozo, mi despacho de Alférez. Por él me convertía en oficial del Ejército Español con el orgullo de asumir la responsabilidad de contribuir, desde mi estrella de seis puntas, a la defensa de España se preciso fuera. Me sentí identificado, en plenitud, con mi ideario y el contenido del Ejército, al que, por mi aprovechamiento en el Campamento de "El Robledo" de las Milicias Universitarias, pertenecía desde el glorioso momento de recibir mi despacho.

Los años han ido pasando sobre mí, dejándome nevada la "cumbre". Pero han sido incapaces de limar aquella satisfacción juvenil por el cumplimiento del deber patrio, antes al contrario, han hecho crecer aquel sano orgullo por haber servido, siquiera sea brevemente como militar a mi Patria.

Situación actual

Bajo estos presupuestos íntimos se revela mi asombro ante situaciones actuales con respecto a la perspectiva con que se contempla, pienso que con desdén inaceptable el Servicio Militar Obligatorio, sobre el que, recientemente, se ha promulgado la Ley de Régimen de Personal de las Fuerzas Armadas que prevé el fin del meritado Servicio Militar para el 31 de diciembre del año 2002.

Con fecha 26 de diciembre de 1984 se aprobó la Ley 48 reguladora de la Objeción de Conciencia y de la Prestación Social Sustitutoria, reconocidos ambos conceptos por el artículo 30 de la vigente Constitución Española. Desde 1984 hasta la fecha actual, 748.l30 objetores han eludido el Servicio Militar. Solamente en 1999 se han declarado objetores de conciencia ¿de qué conciencia? un total de 122.329 mozos en edad militar, sobre las 130.342 plazas dispuesta por el Ministerio de Defensa. Con estas cifras, el número de objetores duplica al de jóvenes de reemplazo, con un crecimiento estimado para el presente año, del 16%. Y habría que añadir los 60.000 expedientes de aplazamiento y prórroga que se espera tramitar en 1999.

La realidad del fenómeno es altamente preocupante sobre todo al tener en cuenta que el contingente de reemplazo actual no llega a 60.000 hombres. Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿Son suficientes estas fuerzas para la defensa de España? 

La problemática, sobre ser muy seria, admite otras vertientes entre las que cabe destacar la sociológica. ¿Qué influencia ha recibido, y está recibiendo la juventud española actual para desentenderse y aún despreciar valores de tanto calado como el servicio a la Patria?. ¿Dónde han ido a perderse conceptos axiológicos como el honor, el deber, la disciplina, el servicio, el dar "hasta la última gota de nuestra sangre" por España?

Frente a estas decadencias me quedo, orgulloso, con mi despacho de Alférez.

Y de la Sociología, a la Economía. Actualmente, 86.978 objetores suponen un gasto (en 1999) de 4.302 millones de pesetas, incluyendo la plantilla de la Dirección General de la Objeción de Conciencia, del Ministerio de Justicia, que a través de su programa 313 F atiende a la Prestación Social Sustitutoria de Objetores de Conciencia, hay 14.000 planes de prestación a través de miles de municipios. La clasificación económica del Presupuesto de Gastos contempla la partida 142 bajo la denominación "Haber en mano del personal objetor de conciencia". La supresión del Servicio Militar Obligatorio lleva aparejada la desaparición de aquella Prestación Social Sustitutoria que, por cierto, hace años el Servicio Social no lo realizaban los hombres. Es por ello que se comienzan a oír comentarios sobre la creación de un llamado Servicio Civil, actualmente en fase de estudio interministerial. Tras de todo lo cual, advierto un mayor fulgor en mi estrella de Alférez.

Responsabilidad

Instalados en un clima de responsabilidad cabría preguntarse: ¿Objetores de conciencia u objetores por conveniencia? Y ello, en base al hecho de que, "casual-mente", el conflicto de los Balkanes haya disparado el número de "conciencias objetoras". El valor que, según la cartilla militar, se nos supone a la inmensa mayoría, a estos objetores no les es de aplicación, ni siquiera la simple suposición.

¡Qué enriquecidos espiritualmente nos podemos sentir los que un gozoso día juramos la gloriosa enseña de la eterna España, comprometiéndonos a defenderla con nuestra vida!

Momento inolvidable, experiencia única, recia vivencia de hombres recios a los que, no obstante, se les escapa el alma entera por mor de la emoción, la entrega y la responsabilidad. Sublime acto que algunos procuramos repetir.

Está por ver el número de "objetores" de conciencia que acudan a las Fuerzas Armadas cuando su servicio, como profesionales, sea remunerado.

Contrarrestando tanta actitud acomodaticia y carencia de valor y de valores, nacida de una excesiva permisividad, que ha limitado la formación de gran número de jóvenes en edad militar, algunos ofrecemos, a pesar del tiempo transcurrido, la entusiástica condición de Oficiales y Suboficiales de Complemento, al servicio de España, con el talante universitario que siempre ostentamos

De aquí que, a la objeción de conciencia oponga, orgulloso, ¡mi despacho de Alférez!.