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«SANTA BÁRBARA»: ¿ «KRAUSS MAFFEI» Ó «GENERAL DYNAMICS»?
(O la alta responsabilidad de «SEPI»).

Como es sabido, nuestro Ejército de Tierra resolvió apoyarse en el carro de combate alemán «Leopardo 2E» para la potenciación de sus unidades acorazadas. Según ello, articuló dos etapas para la dotación del tal carro a las unidades: la primera, mediante el alquiler de un determinado número de ellos a Alemania, etapa que creemos ya alcanzada; la segunda, fabricando tal prototipo en España, (en la Empresa «Santa Bárbara») en virtud del traspaso de su tecnología por parte de «Krauss Maffei», empresa alemana ésta que además adquiriría la citada «Santa Bárbara» en el proceso de su privatización decidida por su propietaria, la estatal SEPI. (Para la fabricación en España del repetido carro el Estado había aprobado una inversión de 317.709 millones de pesetas). Hasta aquí el tan esperanzador proyecto.

Pero resulta (véase la prensa del 27-12-1999) que la SEPI «venderá "Santa Bárbara" a "General Dynamics" si "Krauss Maffei" no mejora su oferta». (Transcripción literal del encabezamiento de la esbozada noticia de prensa). ¿Y quien es la citada «Dynamics»? Pues es, curiosamente, la Empresa americana fabricante del carro de combate «M-1 Abrams», competidor precisamente del «Leopard». Ante tal eventualidad, ante la posibilidad de que «Santa Bárbara» llegase a ser propiedad de «Dynamics», resultaría clarísimo y lógico que «Kraus Maffei» no transfiriera su tecnología a su competidora, con lo cual nuestro Ejército tendría que optar por el carro «M-1 Abrams», más caro que el prototipo alemán y -según informaciones fiables de revistas técnicas- menos evaluable seguro en sus prestaciones. Pero esto no sería todo ni sería lo peor; lo peor serían estas otras cosas: una, que habría que cancelar el alquiler de los carros «Leopard» con los que hoy están dotadas algunas de las unidades blindadas; dos, habría que aplazar su dotación hasta que los «Abrams» estuviesen fabricados o «alquilados»; tres, se tendría que reconsiderar todo el programa y el proceso de fabricaciones y dotaciones a ésas y a las restantes unidades acorazadas; cuarto, habría que entrenar a los cuadros en el nuevo prototipo; cinco, habría que revisar el presupuesto antes reseñado, por parte del Estado; y seis, se debería aplazar «ad calendas graecas» el programa entero para la dotación completa, con los nuevos carros, a todas las unidades acorazadas de nuestro Ejército. Con toda la razón, al parecer, el Estado Mayor del Ejército de Tierra ve con suma prevención tal alternativa.

Posiblemente «Krauss Maffei» quiera aprovecharse de la coyuntura, al dar por hecha la adjudicación de «Santa Bárbara», pero si así fuese la imprevisión de SEPI es para ser descalificada porque, ¿a qué tipo de acuerdos habría llegado con la firma alemana como para que éstos no se cumplan a última hora, o se pretendan cumplir por la firma alemana de forma lesiva en lo económico?

El Presidente de SEPI, Señor Ferreras, sale a diario en la prensa por razón del «tobogán» privatizador de las empresas enmarcadas en SEPI («Casa», «Iberia» «Santa Bárbara», étc), que tan conocido ejecutivo lleva a cabo, y por esa tan extensa publicidad por él disfrutada acaso se vea forzado a adelantar al público supuestos buenos resultados, noticias de acuerdos y de proyectos no suficientemente alcanzados, «madurados» ni concluidos, lo cual -de ser así- no diría demasiado a su favor como alto gestor. A la par que éxitos como el cosechado al lograr el contrato de construcción de cinco fragatas para Noruega, SEPI también «cosecha» fracasos como el que comentamos.

Porque en el caso aquí comentado se estaría ante una improvisación que iría muchísimo más allá de un fracaso gerencial de tipo mercantil, pues se entraría en el campo de la indefensión nacional; supuesto éste que esperamos no se produzca al resolverse el dilema que la produciría. No dudamos que tanto el Ministerio como los Estados Mayores sabrán exigir a SEPI que resuelva el litigio de forma rápida y acorde con los altos intereses de la defensa nacional.