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¿CIERRE DE UN CICLO HISTORICO ?

Esta glosa está movida por la duda y la preocupación.Y ello, porque hasta UNAMU han llegado versiones contradictorias sobre el porvenir que se reserva al "Servicio de Formación de Cuadros de Mando", el servicio que, bajo las siglas de SEFOCUMA, hoy forma e instruye militarmente a los jóvenes alféreces de Complemento, nuestros continuadores en el tiempo.

Es un mal endémico español el de romper las continuidades históricas para tantas y tantas de sus instituciones, tanto de la Sociedad como del Estado, y bajo tan errónea "costumbre", insistimos, histórica, no podían librarse las de ámbito castrense.

En el caso de SEFOCUMA, de ser cierto el rumor de su próxima desaparición, cuando deje de ser obligatorio el servicio militar, allá por el 2001 ó 2002, o acaso antes, se daría otra de esas históricas rupturas en la continuidad de una institución que ha probado hasta la saciedad la conveniencia de una continuidad que, cuanto menos, se le discute. Se la cuestiona por razón de un afán "renovador", digno de ser aplicado con mejor fortuna y en otros campos.

Porque una cosa es mejorar y perfeccionar y otra bien distinta el dar saltos institucionales en el vacío.

Y esto no lo decimos porque repentinamente hayamos abrazado conceptos conservadores, nada más lejos de nuestros ideales y de nuestra formación universitaria- sino porque somos partidarios acérrimos de la evolución y de las reformas constantes que procedan, pero no de las rupturas sin sentido; se debe romper con lo dañino, lo inútil y lo obsoleto, si desde sus propias raíces así lo fuesen, pero no sé debe romper con lo que tenga esencias mejorables. Con ello se sirven continuidades institucionales e históricas; con las rupturas, se va a un tejer y destejer que, por sí mismo, es signo de esterilidad social y, obviamente, histórica.

Todo este introito era obligado para, desde él, enfocar debidamente la glosa del tema que hoy nos ocupa. Es de una evidencia total que SEFOCUMA, su propia arquitectura existencial, responde a una idea evolutiva y, por ende, respetuosa con unos orígenes.

SEFOCUMA es la cuarta etapa de un ciclo histórico referido a la formación de la Escala de Complemento, aunque en una de estas etapas se haya querido ignorar tan oficial como inútilmente la existencia de tal escala, que arrancó en 1941 con las MILICIAS UNIVERSITARIAS, que siguió con las siglas de I.P.S., que continuó con las de I.M.E.C. y que hasta hoy existe con las, fonéticamente extrañas, de S.E.F.O.C.U.M.A.

Todas ellas componen un ciclo, porque aún bajo notas distintivas diferentes, siglas y símbolos, tienen un origen común radicalmente definitorio: todos cuantos se han formado bajo unos y otros, siglas y símbolos, han sido, han tenido que ser y aún son, de forma exclusiva y excluyente, universitarios.

No es capricho ni nostalgia de todo el proceso y de toda la experiencia asociativa nuestra, de Tierra, Armada y Aire, el que bajo la denominación común y genérica de "antiguos de las Milicias Universitarias, pues bajo tal denominación genérica y coloquial la sociedad española así nos distingue, nos agrupemos tanto los procedentes de las M.U. e I.P.S., como los de I.M.E.C. y SEFOCUMA. Para algunos, acaso, sea tal continuidad, precisamente, la que les mueva a cerrar inoportuna y estérilmente el ciclo.

Y, sin embargo, nada hay en la reciente "Ley de Régimen del Personal de las Fuerzas Armadas en lo relativo en ella a la Escala de Complemento que obligue a cerrar tan largo ciclo histórico; una ley en la que, precisamente, se rehabilita la tal Escala, suprimida y declarada a extinguir en la de l989, como imprescindible complemento del proyecto de profesionalización total de nuestros Ejércitos. Ello independientemente del juicio que nos merece la tal profesionalización total, cosa que ya abordamos en el número anterior de MILICIA.

El que aboguemos aquí, indirectamente, por la continuidad de los universitarios como procedencia única o principal, en la composición de esa rehabilitada Escala de Complemento, no significa que olvidemos nuestros criterios sobre cómo se la configura en la citada reciente Ley. Todo lo contrario: seguimos sosteniendo que sus términos y previsiones son casi disuasorios para que los universitarios, no siendo obligatorio el Servicio Militar, acudan a los centros de instrucción militar para salir de ellos como oficiales de Complemento y para ser después oficiales reservistas. Las enmiendas a la referida Ley que gestionamos en su trámite parlamentario, las seguimos entendiendo justas y acertadas (*).

Lo injusto y erróneo fue el rechazar ocho de las diez enmiendas que ofrecimos. Y de las dos aceptadas, tomar sólo una parte de ellas.

Sin pretensiones por nuestra parte de "sentar doctrina", pues tan solo nos mueve el deseo de colaborar para el bien de nuestras FF.AA. aunque deba serlo mediante una colaboración crítica, quisiéramos que las razones hasta aquí expuestas sirvieran, al menos, para que se medite sobre tan absurdo cierre de ciclo, si es que se hubiera pensado seriamente en ello. De haber algo de cierto en el rumor, no dudamos en cuanto a su origen: el mismo "consejero" que rechazó la filosofía de nuestras citadas enmiendas.

(*).- (Véase el nº 3 de MILICIA.)